«Ser uno de los ganadores del viaje solidario es una experiencia que llena de mucha energía y nos hacen reflexionar como nuestro trabajo se ve reflejado en los proyectos de las organizaciones con las que trabajamos. « Nos cuenta Raquel de la Torre. Este año nuestros compañeros han viajado a la sede de Cruz Roja española donde colabora con la Cruz Roja Tanzana y han podido ver de primera mano todo lo que se hace en el país por ayudar a la población.
Cuando Wesser le ofreció participar como ganadora por ser una de las mejores promotoras del trimestre no se lo podía creer y le dijo a su responsable: «Pero Lolo, ¿allí qué vamos a hacer? Sí, claro, conocer de primera mano los proyectos de Cruz Roja pero, ¿y qué más? ¿eso dónde queda? ¿allí qué cultura hay? ¿solos? ¿va alguien con nosotros que conozca aquello?… Todo eran miedos e incertidumbre, sumados a la visita del Ministerio de Sanidad Exterior, que nos puso el alma en un puño antes de viajar. «
Raquel finalmente se lanzó a la aventura y ésto es lo que nos cuenta: Cuando aterrizamos en Dar es Salam, estaban Anna y su pareja, David, para recibirnos y enseñarnos a sobrevivir en otra realidad. Nos dijeron: «Las dos primeras cosas que hay que hacer al llegar a un país nuevo son: conseguir una tarjeta SIM y dinero local. ¡Así que vamos a ello!». Han sido nuestros papis durante esos días allí, siempre dispuestos, ayudarnos, acompañarnos y protegernos, y los mejores anfitriones y guías para conocer el país .
Como era mi primera experiencia en el país mi impresión sobre las costumbres es que eran diferentes a lo que vemos en España, Al día siguiente, volamos hacia Kigoma Town para visitar la sede de Cruz Roja Tanzana y al equipo. El recibimiento fue muy cálido, como a cada sitio que llegábamos. Es un país que respeta respeta mucho las jerarquías por lo que se debe de seguir los pasos que ellos proponen . Una vez claros los proyectos que dirigían cada uno, comenzamos las visitas en las zonas de Uvinza y Kasulu, lugares bastantes rurales y escasos de recursos, a las que se les denomina «terreno». Íbamos siempre acompañados de una persona del gobierno y Abich, coordinador de los proyectos de Cruz Roja Tanzania.
¿Qué es lo que más te ha gustado?
En Uvinza cuando puse el primer pie en terreno, no cabía dentro de mi. Estábamos en un dispensario, que es la unidad mínima de sanidad, y en la entrada nos miraban asombradas un grupo de madres con sus bebés que esperaban a que la atendieran. Las miré, sonreí y el pechó se me llenó de gozo y los ojos de lágrimas porque me sentía súper afortunada de poder estar allí.
Me acerqué a ellas y aún sin poder comunicarnos entre nosotras, les pedí sentarme. Una de ellas me dio a su bebé y en ese mismo instante se me paró el mundo. Sólo quería parar el tiempo y poder disfrutar de aquel momento algo más. Era un ambiente tan bonito, tan humilde y tan sano… sin nada extraordinario, que es difícil explicar la felicidad, la euforia, la gratitud… que se puede llegar a sentir. Sin duda, es una imagen que tengo grabada en la mente y es «EL MOMENTO» de mi viaje, el primer contacto.

¿Cuál es el proyecto que más te impactó?
En Uvinza el dispensario, que es donde se dirigen las mujeres a dar a luz o a hacer alguna consulta cuando el bebé está enfermo. Es uno de los proyectos sobre los que Cruz Roja Española está trabajando allí con el objetivo de reducir las muertes materno infantiles durante el embarazo, el parto o una vez dado a luz. Su nombre es «AFYA YANGU, HAKI YANGU», que traducido sería «Mi salud, mi derecho», y está financiado por la Junta de Castilla y León junto con CRE. Las mamás y papás asisten a formaciones en las que aprenden signos de riesgo que ellos mismos pueden detectar durante el embarazo, buenos hábitos alimenticios, importancia de asistir al menos a tres controles de embarazo, necesidad de dar a luz en el dispensario para estar mejor atendidos, beneficios de la leche materna hasta los seis meses o cómo preparar una papilla nutritiva para el bebé.
Colindante a él, se está construyendo un edificio más grande con el objetivo de tener una zona donde las mamás puedan dilatar tranquilas, dar a luz sin prisas porque hay otra mujer esperando también y, tras ello, quedarse al menos dos días en observación. Como anécdota, me gustaría añadir aquí, que me quedé impactada cuando vi que ellos mismo fabricaban allí también los ladrillos con los que levantaban los muros. El lugar que tienen ahora mismo para ello, tienen una única habitación, con una sola camilla y se producen treinta nacimientos en el mes, habiendo días en los que se juntan tres mujeres dando a luz y lo máximo que pueden estar allí son siete horas. En las formaciones también les dan mucha importancia a ser precavidos antes del parto, debiendo tener preparado para ese día: algo de dinero para poder coger un medio de transporte (muchas acuden en moto que es lo más barato), un barreño, una bolsa, un par de guantes, ropa…
Estas formaciones de sensibilización se llevan a cabo en grandes grupos en zonas habilitadas e individualmente en los domicilios. A ellas acude, además del equipo de Cruz Roja, algún representante del gobierno. Estas personas también han sido formadas previamente, siempre siendo muy sutiles e intentando respetar su visión, y están al corriente de todo lo que ocurre, pero asisten para corroborar de que no se desvía el asunto o no se «tocan» temas que no están bien vistos.
Mi experiencia conociendo los proyectos en terreno
El tercer proyecto se titula «SCHOOL WASH PROJECT«, se lleva a cabo también en Uvinza y con el que se pretende mejorar las condiciones de salud del alumnado en el contexto educativo haciendo llegar el agua con la construcción de pozos y enseñando a potabilizarla. Posterior a eso, se van a instalar baterías y paneles solares. Las diarreas son la enfermedad más frecuente en la población, en su mayoría niños, y es debido en gran parte al consumo de agua contaminada por no saber tratarla. Además, al no haber agua en las letrinas, tras usarlas.
La visita a estos colegios fue muy emocionante. Nosotros flipábamos con los niños y su recibimiento y ellos flipaban solamente con nuestra presencia. Son niños que nunca han visto un blanco y ¡éramos cinco! Gritaban constantemente: «musunguuu, musunguuu». Como anécdota, contar que allí un equipo muy sonado, como puede ser para nosotros el Real Madrid o el Barcelona, es el Simba, el cuál fichó a un blanco que era bastante bueno y cuando el equipo iba perdiendo las gradas abucheaban al entrenador a gritos de: «Let’s musungu!», para que los sacara a jugar. Pues cuando entrábamos a un aula a hablar sobre algo o nos reuníamos para tratar algún tema en petit comité, gritaban: «Let’s musungu! Let’s musungu!», que para ellos es como «¡Saca al blanco! ¡Saca al blanco!», y nos tronchábamos de la risa porque lo hacían al unísono y con cierto cantar.
El trabajo de Cruz Roja sobre el terreno
Es el llamado «VIJANA TUNAWEZA», «Los jóvenes podemos», financiado por el Gobierno de Navarra junto con CRE y que tiene por objetivo contribuir a una salud sexual y reproductiva adaptada a adolescentes. Aquí se trata desde higiene menstrual, ya que las niñas se desarrollan a edades tempranas y, al ser un tema tabú, dejan incluso el colegio por ser consideradas «sucias», hasta educación sexual y prevención de los embarazos de adolescentes en las escuelas. Para intervenir aquí, se realizan también formaciones de profesorados y profesionales de la salud. Como dato añadir que es una población con un índice de VIH de 1 de cada 6 personas (15-20% de la población), por lo que tratar el tema de la seguridad sexual y la planificación familiar, ha sido bastante delicado pero clave a la vez para conseguir reducir el contagio.
El último proyecto llamado «Sangre Segura» se llevó a cabo durante los años 2020 y 2021 en Kasulu y, de la mano de CRE hemos visto también donaciones de inmobiliario del Ayuntamiento de Córdoba, por ejemplo. Es un país en el que donar sangre no está bien visto y, debido a su concepción de jerarquía, en las campañas que se realizan acuden incluso a colegios e institutos porque sí puden mandar sobre la población de menor edad y «obligarles». Pero claro, no es sencillo, y ya he comentado antes el problema con el sida, por lo que gran parte de la sangre es contaminada. Previo a la existencia de este proyecto, enviaban la sangre al laboratorio del hospital regional para analizarla, el cual se encuentra a 400 km. Consecuencias, entre que va, se analiza y viene, casi que no se puede usar. Desde que Kasulu cuenta con su propia zona de extracción y laboratorio, fuera del recinto hospitalario para que las personas voluntarias no sean vistas al realizar este gesto y tachadas de enfermas por simplemente ir al hospital, más gente acude, los trámites son más eficientes, pueden tener plasma, realizar análisis cotidianos y otros más específicos… Esto mismo se está intentando implementar en Kigoma Town, obra que hemos visitado pero actualmente está paralizada por falta de recursos.
Cuéntanos una anécdota visitando proyectos
Hubo un momento en este colegio, que para mi personalmente fue rompedor a nivel emocional, en el que entramos a un aula y los niños nos recibieron cantando su himno. Todos en pie, con palmas y con una sonrisa en la cara de oreja a oreja como regalo y agradecimiento a nosotros por el hecho de visitarles. Fue como de documental, de corazón lo digo, los bellos como punta y las lágrimas cayendo, por suerte tenemos una parte grabada en vídeo que yo personalmente podría estar viendo en bucle cada día.
Y como las emociones no acababan en ningún momento, culminamos con la visita a una escuela de niños con diversidad funcional. La noche de antes, cuando salía de la ducha ya relajada y dispuesta a tomar un poco de aire después del día, Anna estaba hablando con la persona que dirige ese colegio en el patio del hostal y me dijo: «Raquel, ven, acércate. ¿Sabes quién es? Es el director de un colegio que tenemos aquí de Educación Especial y te quiere conocer, le he dicho que eres maestra y acabas de terminar el Máster de Atención Temprana y Educación Especial. Le estoy pidiendo autorización para visitarlo mañana, ¿quieres?». Los ojos se me iban a salir de las cuencas y el corazón del pecho: «¡Siiiiiii!».
Fue una visita muy dura, no lo niego. Una realidad muy diferente y una concepción de lo que es tener un hijo con discapacidad difícil de compartir. Para ellos tener un hijo es tener una mano de obra más para la familia y la comunidad, por lo que si tienes un hijo que en vez de quitarte trabajo en tu día a día te da más, no sirve, no es válido, y lo internan en este colegio. En la escuela los agrupan por déficits, habiendo aulas desde 4 niños ciegos por maestro hasta otras con 70 niños con necesidad de estimulación general por maestro. Una locura. Cuando visitamos el aula de los niños con deficiencia visual una de ellas me escribió unas palabras con su máquina de escribir pensando que sabía Braille y se me ha quedado la espinita al no poder corresponderle, es cierto que me manejo un poco con el sistema bimodal pero no he llegado a ese nivel aún. Me puse un poco tristona en ese momento y creo que Anna me lo notó en la cara porque me dijo: «Estás mal, no debíamos haber venido». Pero que va, completamente agradecida, es más, si pudiera, allí me quedaba trabajando. Fue el hecho de que en ese momento ella me estaba ofreciendo lo mejor que sabe hacer y yo sentí que no supe «agradecérselo». Para ellos éramos dioses del Olimpo, héroes, sólo de la manera que nos admiraban sólo el estar allí de cuerpo presente ya merecía la pena. De esta visita, por respeto, no tenemos demasiadas fotografías, pero alguna hay.
¿Te ha cambiado la percepción de la importancia de conseguir socios?
Si, porque llegó un punto que para nosotros comer con las manos, desayunar sopa de pollo, comer todos los días lo mismo o ir sucios, porque ya habíamos bajado los estándares de limpieza, se volvió rutinario y puede ser de sorpresa o curiosidad para otros. Yo personalmente, había un momento en el que ya no echaba ni fotos, porque necesitaba vivir aquello y que fuera en mi retina donde realmente quedara grabado todo.
¿Qué le dirías a una persona que va a empezar a hacer socios en Wesser sobre tu experiencia sobre el terreno?

Que es algo increíble. De corazón quiero agradecer la oportunidad que nos habéis dado porque probablemente no tengamos otra igual en nuestra vida. Gracias a Anna por hacernos este viaje fácil, por sacarnos las castañas del fuego en muchas situaciones, por allanar el camino, por protegernos, por velar por nuestra seguridad, por contarnos todo con tanto entusiasmo, por ser tan profesional, por su comprensión y su paciencia… No hay mejor eslabón que pueda lidiar entre dos realidades tan diferentes como son Cruz Roja Española y Cruz Roja Tanzania. Ahora, ya de vuelta en casa, tengo que decir que cuando acepté el viaje no sabía lo mucho que lo necesitaba. A nivel personal porque ha marcado un antes y un después en una difícil lucha que tengo con mi salud mental, y a nivel profesional porque no puedo estar más orgullosa del trabajo que tengo. Y quizás ahora soy la más friqui de Málaga, pero estoy segura de que también Dani lo es en Cádiz, José en Huelva y Pablo en Barcelona, pero es que sólo nosotros sabemos y podemos llegar a sentir lo que hemos vivido allí. Ahora somos capaces de decirles al equipo: «Chavales, que lo que hacemos tiene sentido. Que nuestra ayuda llega. Que hacer socios es necesario para continuar.» Espero no perder esta esencia nunca y si algún día la pierdo, ¡mandadme de nuevo por ahí!. GRACIAS EQUIPO.
Si la experiencia de Raquel te ha gustado, espera a leer las sobrecogedoras palabras de Pablo. Leer aquí.